No siempre es fácil trazar una línea de separación entre la guerra ideológica y la guerra conceptual.
El término “concepto” tiene demasiados significados. Durante décadas, en nuestro país se ha hablado sobre el poder conceptual, los predicadores que ejercen este poder y otros términos básicos que rozan la conspiración, y por lo tanto una discusión seria sobre la guerra conceptual está enormemente dificultosa.
Y, sin embargo, una discusión de este tipo es imprescindible. Pero es necesario comenzarla desde algo concreto, que es la cura principal contra los engaños y las mitificaciones.